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16/01/2020

Manifesto Bajo el Árbol

Nuestra existencia se condensa en una colección de momentos, experiencias, anécdotas y conversaciones. Para nosotros, es esto último lo que hace que las cosas sucedan; eventos memorables que nunca olvidamos, eventos que trascienden, que marcan la diferencia y cambian el mundo. En Luker Chocolate, creemos que las conversaciones memorables no ocurren en cualquier lugar. Las nuestras, por ejemplo, han tenido lugar Bajo el Árbol.

La mayoría de las personas que trabajan aquí crecieron bajo los árboles de cacao, al igual que los miles de agricultores que trabajan hoy con nosotros pasan gran parte de sus vidas a su sombra. En Granja Luker, nuestro centro de investigación del cacao, visitantes de todo el mundo han podido desayunar chocolate caliente bajo gigantescos árboles legendarios, muchos de los cuales han plantado con sus propias manos.

Pero, ¿por qué le damos tanta importancia a los árboles? Porque las grandes conversaciones de nuestros abuelos y padres sobre el futuro, aquellas en las que se inspiraron y tomaron decisiones trascendentales, no se dieron en una oficina con ellos vestidos de traje y corbata; al contrario, se llevaban a cabo bajo las hojas de los árboles mientras vestían sus ponchos y sombreros.

En nuestro Bosque de Cacao en Necoclí, hemos sido testigos de la sombra del mítico Campano; un árbol viejo que ha albergado a diferentes comunidades durante generaciones, desde los indígenas hasta los cacaocultores ofreciendo un espacio a su sombra donde la gente podría sentarse a conversar. Hemos soñado, reído y llorado bajo este árbol. Hemos encontrado algo relacionado con nuestra humanidad, nos hemos conectado con nuestras raíces, cultura e historia.

Es bajo este árbol que hemos olvidado nuestros títulos y nuestra condición social, hemos sido iguales; hemos sido sinceros, hemos confesado nuestros mayores secretos y hemos compartido con alegría nuestras diferencias.

Somos chocolateros en Colombia desde hace 113 años y, aun así, a veces nos olvidamos que es gracias a un árbol que podemos hacer lo que hacemos. No hay árboles de cacao en Suiza, Bélgica o Francia. Están aquí en Colombia y son parte de nuestra historia.

Esperamos que los lectores de este blog encuentren un espacio abierto en el que conversar y compartir y construir ideas. Un lugar seguro, donde puedan quitarse las máscaras como si estuvieran bajo la sombra de un gran árbol.

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